Un año ha transcurrido desde la formación del ¿gobierno municipal?, un año en el que para el ciudadano la gestión ha pasado con más pena que gloria, si por gestión entendemos no hacer nada, la calificación debería ser Cum Laude.
Uno de los problemas más urgentes que cualquier cambio de gobierno tiene que abordar es el de la financiación para llevar a cabo sus proyectos, no es el caso, dinero hay, lo que no hay son proyectos, estos, brillan por su ausencia.
El único proyecto existente es dejarse llevar por la corriente, que marche la organización con los funcionarios, al ralentí o como sea, otra capacidad de gestión, dirección, proyección e ideas ¿existirán? pero hasta hoy están en ignorado paradero, excepto para contratar allegad@s, en servicios públicos, ese marchamo viene de origen con la derecha.
El dejarse llevar por la corriente significa que cualquier nimiedad, cualquier memez o, el día a día, se intente vender como algo extraordinario y fuera de lo común, al parecer se dirigen a gente que ni sabe, ni quiere saber y que exclusivamente se deja llevar por la corriente, simpatías o modas.
La única diferencia apreciable y significativa ha sido poner en marcha propuestas de extrema derecha, como la retirada de las pegatinas de la esclera del Ayuntamiento de apoyo al movimiento feminista o el banco de la puerta, repuesto tras protestas; el lamentable espectáculo con la bandera del Arco Iris y su ubicación, el intento de compra de la parcela junto al lavadero, con actualización de precio incluida y la fuga de aguas fecales en el centro de la población que dura 6 meses con final en la albufera ¡Como para comerse un all i pebre denominación de origen Albufera!
Lo de la ruptura del ¿equipo de gobierno? entre la derecha extrema, la extrema derecha y los “apolíticos de derechas”, es un logro más de la gestión de ese ¿equipo?, más preocupados en pasarse facturas y culpabilidades políticas unos a otros que de la gestión municipal.
Como no podía ser de otra forma “la derechona” es incapaz de diferenciar el ámbito privado, moral, religioso y personal con el público, hablarles de Aristóteles o de Maquiavelo y los principios en que se sustenta la separación Iglesia-Estado es una pérdida de tiempo.
Llevan grabado a fuego que el acta de concejal/a lleva aparejada la fusión entre los sentimientos u apariencia religiosa y la representación pública, inmediatamente obtienen el acta forzosamente asisten a todo acto de tipo religioso en vía pública, que no en iglesia, lo que no han hecho como ciudadan@s lo hacen en el momento obtienen el acta, seguramente se tratará de un “milagro” que los ateos, agnósticos o quienes implemente defendemos la separación Iglesia-Estado no estamos capacitados para entender, y ahí, ahí es donde se nota el verdadero cambio, otros no hay, ni se esperan.
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